La primera impresión que nos deja Akedia en cuanto a su propuesta sonora, es la de un híbrido en que converge lo mejor de diversos mundos.
La grandilocuencia de Symphony X, la disonancia “caosférica” de Meshuggah y, en algunos casos, la personalidad camaleónica de Between The Buried And Me, todo como parte de un ADN que se forma de a poco pero cuya orientación progresiva se expone como si se tratara de veteranos en estas lides musicales. Y es por eso que ‘AION’, su Ópera Prima, llama la atención de entrada, sin siquiera preguntarte. Para qué, si ante un trabajo de tamaño nivel, no queda otra que responder al llamado de lo que está destinado a prosperar.
Necesario recalcar el significado de ‘AION’ de manera etimológica; una divinidad de la mitología griega que representa lo eterno y lo abundante, relacionado con la felicidad como un estado físico y emocional que perdura hasta el fin de los tiempos. De ahí que su simbolismo, el cual responde al tiempo como un ciclo perenne, se traduce en un LP de altísima factura, con la elegancia de la música progresiva y la agresividad del metal en su cara más épica –y extrema, en algunos casos- dando forma un estilo que destila virtuosismo y creatividad a raudales. Y eso es lo que podemos apreciar desde el arranque con ‘Crisis’, la acechante intro que da paso a la metralla implacable de ‘Metáforas de Guerra’. Ambición musical en todo su esplendor, lo que nos brinda una idea más que clara respecto a lo que nos presenta Akedia en su estreno en sociedad. Catarsis pura desde el inicio, con guitarras repletas de poder y voces que transitan entre lo melódico y lo crudo, pero siempre jugando en favor de la obra ante todo.
El riff principal de ‘El Arma Silenciosa’ nos habla de una identidad que apela a la potencia metalera con que Akedia canaliza sus ideas, junto a una dosis efectiva de experticia técnica con que ‘AION’ te deja K.O. Por supuesto, es en esos pasajes donde la generación de atmósferas complementa la solidez de su producción, lo que nos dice bastante respecto a una agrupación que ‘algo’ sabe de disponer el nivel de la música como respuesta al sentido y razón de los tiempos de ayer y hoy. ‘Machina ex Deo’, continua la idea de la pista anterior en la virtud que hemos mencionado, aunque con una celeridad acorde a la urgencia de un mundo sumergido en la confusión y la superstición en plena era digital. Y el concepto del cuarto track del álbum nos remonta precisamente a la Edad Media, cuando los avances tecnológicos solían ser asociados a los pensamientos de Dios, lo que produjo un quiebre irreconciliable entre la ingeniería y el humanismo. Sin duda, un conflicto vigente hasta hoy, en tiempos de desinformación y posverdad en internet.
La sensación de tormento y tristeza con que ‘Mártir’ resalta en medio de sus ‘hermanos’, resulta sobrecogedora por cómo Akedia nos proyecta su visión de mundo. Por donde hay maestría también hay una intención, un mensaje que nos deja inquietos sobre lo que nos espera en un mundo decadente a nivel cultural. En tanto, ‘Fragmentos’, puede jactarse de ser el track más corto de ‘AION’, con sus 4’ y medio, y aun así, regalarnos una sublime pieza con que la honestidad de la música queda en manifiesto. Aquí no hay ejercicio ni pirotecnia, sino una intención clarísima de procrear buenas canciones y unir dos mundos distintos en apariencia, en una firma que se atreve a probar distintos formatos y sonidos en una sola pieza sin perder el hilo.
De un corte de la talla de ‘Eterno’ se podrían decir muchas cosas y ninguna bastaría para definir las credenciales que Akedia declara a la primera, como si llevaran años en esto. Maestría pura, quizás en plena etapa de aprendizaje, pero no cabe duda respecto a lo que los antofagastinos proponen y la forma en que lo hacen. Juicio similar tenemos respecto a ‘Serpientes Negras’, donde la intrepidez se erige como un valor fundamental en esto de hacer metal sinfónico con matices de paraíso e infierno por partes iguales. Un pasaje cuyo intermedio de figuras en estado de lamento y soundscapes mortuorios de fondo, deriva en un estallido de ira y liberación que arrasa con todo a su paso.
El broche con ‘Cien Maestros’, de lo más heroico y pomposo del álbum, al punto de dejarnos en lo alto al final. Rutilante en todos sus surcos, mucho más volcado al death metal pero manteniendo su sentido de la melodía con una clase escalofriante, al mismo tiempo que resume esta primera incursión en los misterios de todo aquello que tiene como fin la dicha eterna.
Esperemos que así sea para Akedia, porque al menos por lo que denota la categoría de su LP debut, hay un sello que aspira a traspasar todos los límites existentes y por haber, incluyendo los que refieren al tiempo.
Escrito por: Claudio Miranda.
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