Pesadilla de death metal en una noche de verano

 

Con casi 15 años en la ruta, el death metal implacable de Sikario se ha mantenido incólume en sus propósitos de devastación y tormento. Tras el debut en grande con el soberbio ‘Noorcracy’ allá por 2013, el tremendo despliegue de sus directos fue el detonante para concebir un registro que pudiera capturar y reflejar hasta la médula las virtudes de su propuesta ya probada en base a profesionalismo y, sobretodo, las ganas de arrasar con todo a su paso. Música hecha con experticia técnica y pelotas en dosis iguales, como debe ser en estos tiempos.

 

Que un trabajo como ‘…And Piscolas For All’ fuera registrado en el mítico Bar de René –enero del presente año, a solo semanas de que nos tocara la actual crisis humanitaria, puede ser considerado un hito por partida doble, empezando por la tradición de un recinto que hace rato se ganó un sitial como lugar obligado para el rock y el metal en vivo durante las noches capitalinas. Y fue precisamente durante una calurosa noche de enero cuando Sikario documentó la bestialidad sonora con que su firma defiende y ataca sin vacilar, todo en favor de los valores de un estilo que, pese a la tentación tecnológica del presente, se la juega por preservar su identidad a fuego.

 

Es cosa de ponerle play para que la intro ‘War Prelude’ nos avise de lo que se viene durante los próximos 30’. Sí, el minutaje suficiente como para echar fuego hasta que todo se haga cenizas, como queda de manifiesto en la inquietante ‘Apple Of Discord’, seguido de la potencia atómica de ‘Choose Your Weapon’. Death metal con matices groove en su justa medida, al punto de que lo brutal y lo melódico convergen de manera espontánea en una muralla sónica a prueba de todo. Eso es Sikario en vivo: una máquina asesina que sale a matar o morir, sin dejar sobrevivientes. Tampoco hay truco de ninguna especie, porque la autenticidad a la que se avoca este registro conlleva a recrear el ambiente de cualquier noche de metal y cervezas, una constante en el “maldito bar” o “la oficina”, como solemos referirnos los parroquianos que frecuentamos aquellos parajes rebosantes de sus buenos brebajes… y música en vivo, obvio.

 

Tal como lo señala a viva voz el guitarrista y cantante Alberto Arenas, el descenso al infierno con ‘Purgatory is Here’ nos expone las credenciales con que Sikario se anima a marcar diferencias sin transar su sello. Y en lo que respecta al directo, lo genuina de su ejecución es escalofriante por lo aceitado de su ensamblaje y porque es precisamente en vivo que la vibra épica de la música adquiere consistencia suprema. De igual forma, la cara progresiva que asoma en ‘The Next Level’ gana toneladas de musculatura y honestidad cuando se trata de hacer buena música, sin necesidad de morir en el cliché. Al mejor estilo del antiguo Opeth, hay lugar para las voces melódicas en medio de la despiadada metralla con que Sikario le rebana el cuello a todos, literalmente hablando.

 

La participación de Chris Peláez de Warchest –con quienes compartieron escenario esa noche- en la notable versión del clásico de Criminal ‘Slave Master’, un punto a destacar por la hermandad que proyectan ambas agrupaciones arriba y abajo del escenario. Y ese sentimiento de camaradería es el que se respira hasta el sudor al menos durante esos 3’ de homenaje a la que debe ser la 1ra banda nacional en abrirse espacio a nivel internacional, allá en la década del ’90 y en pleno boom de MTV como plataforma para los sonidos pesados. Por cierto, Sikario le debe su nombre precisamente al álbum que Criminal editó allá por el 2005, el año en que inició su recorrido por el averno. Por ende, un momento bastante íntimo que reluce con la calidad de la experiencia y el profesionalismo adquirido durante estos 15 años.

 

El protagonismo con que Pablo Cabrera –el cumpleañero durante aquella jornada, “capitán Piscola” para los amigos- ejerce su labor en las bajas frecuencias, denota la importancia de su aporte a la solidez musical de Sikario. Si bien cada integrante es fundamental en el todo, la profundidad sobre la cual operan las guitarras en plena faena carnicera –magistrales Alberto Arenas y Nicolás Escobar, sobretodo en esos solos repletos de sangre y perversión-, es lo que nos da cuenta del nivel con que ‘Human Nature’ reduce todo a escombros mientras deja en manifiesto una integridad artística que no se debe a nada que no responda a su tarea de exterminio. Y como broche de oro, la hecatombe absoluta de ‘Disavowal’ –previo un “guiño” a Metallica-, donde no hay mucho que agregar ante tamaño despliegue de ferocidad. Por lejos una paliza sónica de la que apenas se repusieron quienes estuvieron presentes esa noche en René.

 

En una época en que los álbumes en vivo ya no generan el mismo peso artístico que al menos hasta la década del ’90, ‘…And Piscolas For All’ se puede considerar como una jugada maestra. Y mucho más viniendo de un conjunto que, a la espera de su siguiente trabajo en estudio, se dedica a pulir su poder de masacre en vivo. Porque es en el escenario donde, por muy cliché que suene, el infierno arde hasta lo más profundo del abismo. Sikario no solo pasa la prueba con este registro, sino que se despacha una clase maestra que, guardando las proporciones, emula la categoría de gemas de la talla de ‘Proud to Commit Commercial Suicide’, ‘Entangled In Chaos’, ‘Live Cannibalism’ y ‘Monkey Puss’ o nuestro ‘Live Disorder’, todos documentos de vital importancia para los amantes de la música extrema en su forma químicamente pura. Y en vivo, sin nada más que no sea el instinto asesino con que un referente como Sikario se toma sus buenas piscolas al seco antes de liquidar a su siguiente víctima.

 

Escrito por: Claudio Miranda.