Un nuevo y mutitudinario ritual se vivió en la celebración de la primera década de trayectoria de una de las bandas más importantes del circuito emergente nacional.
Viernes 11 de agosto de 2017
Teatro Teletón
Los Kuervos extendieron sus alas exactamente a las 21:00 horas con ‘Vendaval’, logrando inmediatamente la comunión perfecta con su público, quienes se dejaron abrazar con el calor y la pasión que nació desde lo alto del entarimado, atrapando entre el metal a los de más adelante que se arraigaron a la barricada cantando las canciones de principio a fin o simplemente coreando los estribillos de cada una de las magníficas piezas. Jaime Sepúlveda se notaba visiblemente emocionado por la gran convocatoria de la noche, exhibiendo esa sonrisa que suele transmitir el cantante con su mirada. Continuarían la seguidilla de himnos de su primera placa, que esta vez se fue presentando aún más naturalmente, en un concierto extendido con el sabor especial de la celebración de una década de trayectoria, mostrando la gran madurez musical y el buen momento por el que pasa la agrupación originaria de Curicó. Un show que se dividió en tres partes con unos Kuervos del Sur dueños del debut en este recinto, agasajando a sus invitados con lo mejor de su arte; Primera etapa de su carrera donde incluyeron además “Hasta poder respirar”, “La Cuenta” con el correspondiente lucimiento de Fierro en la batería, la dedicatoria del concierto a su público por parte de Jorge Ortíz antes de “Taku” o la emotividad de Pedro cuando recordó que estaban revisando el disco «Porvenir» antes de presentar ‘una canción muy bonita que Jaime escribió a nuestro abuelo’ y que no era otra que “El Campesino” la que preparó un épico momento que se vivió con “Luminoso” desatando los cantos, palmas y los saltos habituales y espontáneos de sus seguidores entre las estrofas de este poderoso himno. Casi sin mediar pausa, nos golpearon con la fuerza de “Kaverna”. Para finalizar esta primera parte, los rasgueos del charango dieron el paso para el cierre magistral en las melodías del clásico “Anciano Sol”.
La segunda etapa del concierto fue un set acústico al costado derecho del escenario, en una especie de living improvisado, cuyo inicio lo dio la hermosa “Colibrí” en el primer flirteo de revisión del galardonado «Vuelo del Pillán», al ver esa imagen me quedó la sensación de que Los Kuervos se han ido convirtiendo paulatinamente en una banda de estadio. Una breve pausa en la que recordaron cuando llegaron a Santiago soñando con el momento que estaban viviendo esta noche, sirvió de introducción a la participación especial del maestro José Seves de Inti Illlimani que se unió al set para acompañar en “Caracol” y una intro de “Charagua” que derivó en una composición de la banda del invitado “Canto de las Estrellas” que según Sepúlveda fue una de las que solían cantar cuando soñaban con el momento que estaban experimentando esta noche de viernes, aprovechando de homenajear merecidamente al cantautor nacional Víctor Jara. La sesión acústica llegó a su fin con “El Indio” en un set que jugueteó en su extensión con el corazón de los presentes, viéndose reflejado profundamente en tres personas que se abrazaban para cantar a todo pulmón en las sombras del anonimato que les brindaba la masa.
La tercera fase y final del show, fue la muestra contemporánea de la agrupación de la mano de su exitosa placa «El Vuelo del Pillán», comenzando con “El árbol del Desierto”, “Todavía” y la potente “Vagabundo”. Una emotiva introducción de Jaime cedió la palabra a Durán que narró la historia de la canción que compuso para su hijo Daniel “La Casa del Mañana”. Los músicos también fueron espectadores del ritual que se mostraba a sus pies, con un público que tenía un espectáculo por sí mismo, para ser apreciado por ellos desde las alturas. La ceremonia continuó con “Las Gaviotas” que fue acompañada de un gran apoyo visual en la pantalla. También se dieron el tiempo de dar espacio para el virtuosismo de Alekos en la intro de “Pájaros del mal Agüero”. El homenaje a uno de sus referentes musicales lo entregaron con su versión de “Águila Sideral” de Los Jaivas, cuya introducción quedó a cargo de Cesar Brevis. El vértigo de “Los Cometas” siguió intensificando la jornada que ya tomaba ribetes heroicos. “El Vuelo” dio el pase para que la audiencia desplegara sus palmas en esta especie de cueca rockera. “Enredadera” continuó siempre bajo un sonido arrollador, multimedia de apoyo en la pantalla gigante y un hermoso juego de luces que embellecieron de gran forma cada corte, mientras que Brevis se empeñaba en dibujar un camino imaginario con su bajo, irradiando sus particulares caras. Alekos notable como siempre en el teclado, entretanto que Pedro mantuvo su dominio a la siniestra del escenario con propiedad y lucimiento justo, la batería de Gabriel Fierro siguió siendo una de las piezas fundamentales de la obra y Jorge Ortíz se prodigó como nunca en otro de los shows memorables del sexteto curicano que llegó a su fin con la coreada “Cenizas” y que tuvo como víctima de la apasionante noche a la voz de Jaime Sepúlveda quién terminó cantando prácticamente a fuerza y puro sentimiento. El obligado encore llegó con “Mar del Sur” tema de esa pieza fundamental en la carrera del conjunto que es su directo de Sala Master.
Indescriptible lo que provoca Kuervos del Sur en la audiencia, pueden lograr momentos de éxtasis, como de calma, de amor y de esperanza, tatuando profundamente con sus melodías a fuego el corazón de sus seguidores. Una carrera que se ha ido cimentando con la entrega en el escenario, el trabajo y el boca a boca de su público que siempre son un séptimo integrante y protagonista en la intensa puesta en escena de los maulinos.
Texto: Cristián Carisma
Fotografías: Negra Ho