El pasado jueves se presento en nuestro pais la banda Eyehategod junto a los nacionales de Sangria
Eyehategod es una banda de sludge metal de New Orleans, Estados Unidos, formada a finales de la década de los 80’s, exactamente en 1988. Durante su extensa trayectoria, se han convertido en una de las bandas más importantes que han aparecido de la escena del metal de New Orleans.
Jueves 4 de octubre de 2018
Espacio San Diego, Santiago
Si bien llevan tres décadas de carrera son una banda de pocas producciones de estudio, pero han sabido seguir con la evolución de la banda, han sido capaces de reinventar su estilo desde cero sin transar su sonido y actitud original, siendo capaces de reencontrar la esencia y garra que caracterizaban los primeros tiempos. No es una opción nada fácil hacer una banda, con un sonido tan veraz, teniendo siempre su sonido como arma cargada lista para disparar.
La banda nacional Sangria quienes con su exponente Sludge/ Doom, fue la encargada de dar el vamos al debut de los norteamericanos Eyehategod en San Diego 1455, un local que desde afuera pasa casi inadvertido, pero que sin saberlo, se convirtió en el mejor escenario para la reunión de los seguidores de los sonidos afilados.
Los nacionales, fueron un acierto de parte de los organizadores, que banda más indicada para dar inicio a la jornada, siendo para ellos un reconocimiento y una oportunidad superada y ganada con creces, con su Sludge La efervescencia de una convocatoria tan especial, se sentía en la espera que se armaba en la Calle San Diego, el debut de un clásico que traspaso generaciones, llamaba a los fieles asistentes a llenar el lugar, para celebrar el culto al odio.
Eyehategod es una banda que ha permanecido tan fiel a sus principios musicales y siga siendo un señero para las antiguas y venideras generación, teniéndola en cuenta como una de las bandas más grandes del Sludge Metal, es soló entendible teniendo una buena base detrás, la trayectoria, la cual precede a este su debut en Chile, con un cargamento, de poderosas y tremendas joyas del género gracias a una calidad y a una fuerza impertérrita a través de las décadas.
El furioso estilo hardcore abre el show, y el lugar exploto. En este momento, fue se activó la unión entre público, el espectáculo se convirtió en una bacanal empapada de sudor y cerveza, con las camisas saliendo, intercambiando sonrisas sudorosas y el incipiente Mosh amenazando con engullir toda la habitación. Su líder Mike Williams sigue siendo afilado y directo con su voz, sin miedo, disparando, metiendo con el dedo donde haga falta. Jimmy Bower y Brian Patton siguen golpeando con sus riffs que se sienten como puñetazos como si tuvieran veinte años, con el buen complemento de Gary Mader al bajo.
Queda más que claro que cada show de la banda, es una entrega visceral y rabiosa con la cual dan vida a su repertorio con una emoción y sinceridad que solo las bandas más experimentadas de cualquier género pueden igualar. El jueves, en medio del calor, las incitaciones al odio, la música operaba como un soundtrack
de una generación.
Texto: Andres Donoso
Fotografía: CQPhotographer