Estuvimos en el pre-estreno del esperado nuevo video de NSD, te invitamos a revisar nuestra reseña y ver el video a continuación.

 

Música violenta, tiempos violentos. Así reza un adagio que, al menos en estos tiempos, cobra un sentido incuestionable respecto al compromiso de la música extrema con el contexto en que se desenvuelve. Los movimientos sociales a partir de octubre y la pandemia en que está inmerso la totalidad del planeta, todo converge en un sentimiento de lucha y justicia con que el soundtrack local se renueva con la espontaneidad propia de los grandes. Responder a la contingencia no es una obligación, sino un deber que sólo unos pocos asumen por vocación.

 

Nunca Seremos Dichosos vuelve a sorprendernos, y por partida doble, respondiendo a lo descrito en el párrafo anterior, o quizás amoldándolo a sus principios, como veremos más adelante. El ingreso de un nuevo integrante y el estreno del videoclip para ‘¡Nunca!’ nos congrega de manera obligatoria, pues cada movimiento o paso a dar, determina la trascendencia con que el metal chileno disfruta de la que debe ser, por lejos, su etapa dorada. Cosas importantes ocurren en un medio muchas veces injusto y castigador con sus artistas, pero lo que produce NSD es único: dentro de la rabia en que estamos envueltos como país, también hay una posibilidad de cambiar algo, por muy mínima que sea.

 

La llegada de Vincent Zbinden, Txalkan“trueno”, en mapudungún-, es una noticia que no nos puede dejar indiferente. Puede que entre la juventud de NSD y la trayectoria de baterista con paso en conjuntos como Húsar y Entrospect, haya una diferencia considerable, pero en las palabras tanto de la propia banda como del recién llegado, el proceso de ensamble se dio de manera natural, con el interés profesado por parte de una banda que apunta alto y la respuesta de un músico de gran reputación y dueño de un currículum que lo sitúa como baterista referente a nivel local durante la última década y, porqué no, latinoamericano. Es el propio Txalkan quien remarca la importancia de su nombre código como reflejo de lo que proyecta en cada golpe. Misticismo puro, como pocas veces se da en estos parajes.

 

De lleno a la pieza audiovisual, nos encontramos con un notable trabajo de animación-collage en stop-motion, el cual se relaciona con la causa de los pueblos originarios, en especial el pueblo mapuche y la lucha por recuperar sus dominios durante poco más de cinco siglos, con el Kollong presente como símbolo de lucha y purificación. Una obra de alta factura en todo sentido: tanto el desafío que implica la realización de un videoclip adaptándose al contexto actual, como el mensaje que nos entrega respecto a la reivindicación de un pueblo que no sabe rendirse cuando su causa se basa en la justicia. Una justicia que muchos anhelamos pero que, lamentablemente, opera a favor de la oligarquía.

 

Que los mismos realizadores se refieran a la producción de la pieza como «una etapa de aprendizaje y conocimiento de la banda», puede llamar la atención y, a la vez, tener absoluto sentido si consideramos que lo que rodea el entorno Nunca Seremos Dichosos es la búsqueda constante de la verdad, con el sentimiento de justicia expuesto de manera fluida. Y lo más importante, el AMOR. Porque si hay que luchar por una causa que nos atañe a todos como sociedad, el amor es un elemento primordial. No el amor de pareja o teleserie, sino el que nos impulsa a la identificación. No hay que ser de “derecha o izquierda”, tampoco ser “rico o pobre” para entenderlo. Simplemente tomar un poco de consciencia respecto a un Chile en que, ad portas de un posible cambio trascendental, tiene aún que aprender a nivel cultural. Y si es por reparar en detalles reveladores, un collage con trozos de revistas y diarios a uno lo remonta a la infancia, a los tiempos de inocencia. Maravillosa y –y extraña- virtud con que NSD refuerza su integridad artística dentro y fuera de la música. Sentido y razón en todo su núcleo y extensión, como diría el eterno Víctor Jara.

 

Cuesta ser objetivo respecto a una pieza audiovisual que rebosa amor y consciencia de acuerdo a un contexto de ayer y hoy. No solamente es la causa de un pueblo al que han tratado de dominar en vano desde la llegada de los españoles hace casi 500 años, sino el reflejo de un país cansado de la indolencia de sus autoridades e intolerante con quienes piensan distinto, como viene ocurriendo desde el 11 de septiembre de 1973. Y NSD apela a un cambio total con la ferocidad de su denuncia, brindándonos una cátedra magistral de historia de Chile sin pelos en la lengua. No podemos desmerecer en absoluto la experticia técnica de sus componentes, pero su sello se forja en base a ideas y convicciones a prueba de todo. Como tiene que ser.

 

De alguna forma, la pandemia que nos mantiene en una crisis global de proporciones jamás pensadas, implica el cambio como un deber. Cambiar o morir, no hay otra alternativa y es una realidad ineludible. Por ende, y parafraseando la letra de ‘¡Nunca!’, no podemos parar de creer cuando la semilla está por germinar. Si uno cae, diez de pie. Parece complicado en un país fracturado desde hace muchos años, pero mientras trascienda lo natural, el cambio cultural será posible. Y de nosotros depende que así sea.

 

Nunca Seremos Dichosos – ‘¡Nunca!’: